Investigadores trabajan para secuenciar genéticamente el plancton y así conocer las especies que lo forman y cuáles de ellas viven en diferentes aguas. Son nuevas tecnologías que, en un futuro, permitirán desarrollar kits para analizar la salud del mar a partir de una sola gota de agua.
El Instituto de Ciencias del Mar en Barcelona del CSIC participa en el proyecto europeo DEVOTES, que evaluará el estado de salud de los ecosistemas marinos. Después, los científicos recomendarán a las autoridades europeas medidas que puedan contribuir al uso sostenible del océano.
Los vertidos de hidrocarburos son una grave amenaza para los ecosistemas marinos. Las decisiones que se toman ante un accidente son cruciales para minimizar daños. Estas decisiones dependen en muchos casos de la predicción que se haga de la evolución de un vertido. La cuestión es ¿son suficientes los sistemas de predicción actuales? ¿Se pueden mejorar?
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A bordo de buque oceanográfico García del Cid, el pasado octubre se realizó una campaña en el canal de Ibiza, para aplicar el sistema operacional desarrollado por el proyecto TOSCA.
Investigadoras del CSIC han participado en un trabajo en el que se ha caracterizado una nueva microalga denominada DE2009, que presenta una mayor capacidad de secuestrar el plomo que otros microorganismos estudiados hasta ahora. El estudio, que abre nuevas vías a la bioremediación, tenía como objetivo desarrollar un método para determinar el efecto tóxico de los metales pesados más rápido y preciso.
SCARCE estudia las diferentes posibles evoluciones de cuatro cuencas de la península ibérica en diferentes escenarios de cambio climático: el Llobregat, el Ebro, el Guadalquivir y el Júcar. El objetivo de este proyecto es desarrollar herramientas de ayuda a la toma de decisiones, que permitan anticiparse a los problemas, y que estarán a disposición de las entidades que deben gestionar recursos hídricos, tanto confederaciones hidrográficas, como empresas y entidades que gestionan embalses y presas, o comunidades de regantes.
Científicos del CSIC y de la Queen Mary University demuestran que a partir de un cierto incremento de temperatura los ecosistemas que fijan carbono expulsan más CO2 del que retienen. Según argumentan, un aumento de la temperatura global para mediados de siglo de 4 grados haría que los ecosistemas que actúan como sumideros de CO2 para mitigar el cambio climático se conviertan en fuentes de CO2. El trabajo se ha publicado en la revista Philosophical Transactions of the Royal Society of London B, y es destacado esta semana en las noticias de Nature.
Investigadores del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua del CSIC, participan en el proyecto europeo EUSAAR, que se centra en el estudio de las partículas atmosféricas y su impacto sobre el cambio climático. El efecto de las partículas atmosféricas sigue siendo la principal incertidumbre en el cálculo del forzamiento radiativo, el índice que sirve para medir el calentamiento o enfriamiento del planeta. EUSAAR tiene como objetivo prioritario crear una red de monitorización de partículas atmosféricas y, además, unificar la metodología de análisis a nivel internacional. España participa con una estación de control del aire en el Montseny.
El futuro de la pesca pasa por convertir la biología pesquera en la ciencia de la conservación de las pesquerías, y por el cierre de zonas en el océano, incluyendo la creación una red mundial de áreas protegidas marinas. Así lo explica Daniel Pauly en el último número de la revista Scientia Marina, que edita el Instituto de Ciencias del Mar del CSIC. Su análisis revisa la evolución de la pesca desde la Segunda Guerra mundial hasta la actualidad.