Permite mejorar las predicciones sobre cómo interaccionan los microbios marinos y se podría aplicar en estudios sobre cambio climático, biorremediación y también en otros campos como la medicina o la agricultura. Lo ha desarrollado un equipo internacional liderado por el Institut de Ciències del Mar del CSIC.
La calidad de los datos es clave para desarrollar políticas medioambientales basadas en evidencias científicas. El proyecto europeo MINKE, coordinado por el Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC) de Barcelona, celebró el pasado mes de junio su reunión de lanzamiento de forma virtual. Los socios aprovecharon la ocasión para explicar no solo el papel y las responsabilidades de cada uno, sino también los principales objetivos y acciones previstas de un proyecto que pretende mejorar la calidad de los datos oceanográficos.
FuturEnzyme, un proyecto europeo liderado por el CSIC, persigue sustituir los agentes químicos por enzimas microbianas que puedan incorporarse en la fabricación de productos de consumo. Desarrollarán un método para identificar más rápidamente enzimas que sean eficaces, estables, que puedan ser producidas a menor coste, y llevar su producción a escala industrial.
El IDAEA-CSIC participa en el proyecto europeo DSWAP-PRIMA que como solución a la escasez de recursos de agua dulce, busca mejorar la calidad de las aguas residuales tratadas (agua reciclada), utilizadas cada vez más en el riego agrícola, debido a su disponibilidad y a los nutrientes que contiene. Sin embargo, su utilización puede afectar a la productividad de las cosechas y a la salud humana, debido a la potencial aparición de patógenos y contaminantes de creciente preocupación, así como a su alta salinidad.
La campaña internacional SAGA (de las siglas en inglés South Atlantic Gateway), liderada por el Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC), la Universidad de Las Palmas (ULPGC) y el Instituto Español de Oceanografía (IEO), desplegará en el océano anclajes con sensores diversos para estudiar cómo se comportan las corrientes del Atlántico Sur. Este instrumental permitirá conocer mejor la circulación global profunda, que es clave en el equilibrio climático del planeta.
El objetivo de este convenio de colaboración es la ejecución de programas de investigación conjuntos, e intercambiar información en relación al tratamiento, seguimiento de la calidad y la gestión del agua. Una acción prevista en el marco del convenio es el proyecto RESTORA en la Estación Depuradora de Palamós, donde se ha instalado un área piloto experimental para investigar la recarga gestionada de acuíferos.
Es un experimento clave del proyecto Plastic0Pyr, y evaluará la degradación de materiales plásticos, bioplásticos y naturales abandonados en los ríos de montaña. Ambas partes confían en crear sinergias que permitan estrechar relaciones y asegurar colaboraciones futuras en la investigación de la preservación medioambiental.
Un estudio del CSIC constata que las zonas donde no se puede pescar están contribuyendo a la recuperación, en pocos años, de especies como la merluza, una de las más vendidas y de mayor interés comercial en el Mediterráneo. La reserva favorece especialmente a los individuos juveniles y contribuye a un aumento de sus capturas alrededor de la zona donde se prohíbe pescar.
Esta molécula, desarrollada y patentada por el CSIC, reduce la cantidad de productos químicos necesarios para el blanqueamiento del papel y proporciona una alternativa más respetuosa con el medio ambiente.
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