El proyecto europeo Globaqua estudiará en los próximos cinco años la calidad y la cantidad del agua en un escenario de cambio global. Liderado por el IDAEA del CSIC, cuenta con la participación de científicos 12 países y un presupuesto de 7,5 millones de euros.
Globaqua analizará el impacto del cambio global sobre la cantidad, calidad del agua en varias cuencas europeas, así como las repercusiones socioeconómicas. Imagen:CSIC.
¿Cuáles son los escenarios futuros en una situación de cambio global? ¿Cómo afectaran a la disponibilidad de agua, a su calidad y cantidad? Estas son las preguntas que se plantean en Globaqua, proyecto europeo del VII Programa Marco. Liderado por Damià Barceloó, profesor de investigación del CSIC y vicedirector del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA), cuenta con la participación de 23 centros de investigación y universidades de 12 países (además de los europeos, participarán Canadá y Marruecos) y un presupuesto de unos 7.5 millones de euros.
“La aprobación de Globaqua por parte de la Unión Europea”, remarca Damià Barceló, “ha sido consecuencia del buen trabajo realizado en el proyecto Consolider SCARCE, financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad. En aquel proyecto estudiábamos la sequía como elemento de estrés para el medio acuático, y cómo poder hacer frente a futuros episodios de sequía ligados al cambio global y climático en el Mediterráneo y en otros lugares de Europa”.
“En Globaqua hablamos más de cambio global porque queremos analizar las circunstancias generadas por el cambio climático pero también por los cambios socioeconómicos y cómo todo ello afecta a los ríos y a su entorno”, explica Alícia Navarro, investigadora del CSIC en el IDAEA y gestora de Globaqua.
En Globaqua, los científicos analizarán el impacto del cambio global en varias cuencas europeas: la del río Ebro (España), la del Evrotas (Grecia), el Sava (afluente del Danubio, que transcurre por Eslovenia, Croacia, Bosnia y Herzegovina-Serbia), el Adigio (en el noroeste de Italia), el Anglian, en Reino Unido y el Souss Massa, en Marruecos. Cada una de ellas tiene una realidad ambiental y socioeconómica diferente que plantea, en situación de cambio global, problemáticas específicas.
El Ebro está afectado por la contaminación urbana e industrial, la extracción de agua, cambios morfológicos irreversibles y la llegada de especies invasoras. Un caso diferente es el Adigio y su afluente, el Noce. Este último se encuentra en los Alpes, en un entorno con abundantes pistas de esquí y centrales hidroeléctricas. Aquí, el cambio climático comporta menos acumulación de nieve, menos producción hidroeléctrica y una disminución en la cantidad de agua disponible, lo que puede conducir a conflictos sobre el agua.
El Sava, por su parte, sufre sequías e inundaciones extremas, así como contaminación y la entrada de especies invasoras. El Evrotas, en el que la escasez de agua es grave, está sometido a una intensa presión agrícola y de contaminación urbana. Finalmente, el río Anglia está sujeto a una extracción intensiva de agua y a una presión humana considerable y el Souss Massa sufre sequías agravadas por una extracción intensiva de agua subterránea para la agricultura.
El proyecto analizará los diferentes factores de estrés y a quién o a qué afectan, sus consecuencias y cómo se gestiona todo eso. Para hacer las simulaciones, los científicos toman como referencia los diferentes escenarios climáticos planteados por el Panel Intergubernamental para el cambio climático (IPCC en sus siglas en inglés).
Agua y suelo
En Globaqua se estudiarán aspectos hidrológicos (cantidad de agua disponible, calidad, contaminación del agua) pero también la geomorfología del suelo, un aspecto al que no siempre se le ha prestado la atención necesaria.
Tal como aclara Alicia Navarro, “la geomorfología estudia los sedimentos, el lecho del río, la vegetación de las riberas, la construcción de presas...”. Cuando se construye una presa, explica esta científica del CSIC, “ésta afecta al flujo de agua y retiene sedimentos, los cuales a su vez retienen contaminantes. Resultado de esa retención es que aguas abajo hay menos agua aunque con menor concentración de contaminantes”. Pero si hay riesgo de inundación y hay que abrir las compuertas de la presa, con la bajada de agua bajan una gran cantidad de contaminantes acumulados.
“La extracción de áridos modifica el estado físico del río, afecta al suelo, a la vegetación. Es importante la vegetación porque retiene la tierra."
Navarro apunta más ejemplos: “La extracción de áridos modifica el estado físico del río, afecta al suelo, a la vegetación. Es importante tener vegetación porque retiene la tierra. Si la vegetación de la ribera se ha eliminado, cuando hay una inundación el agua arrastra la tierra. Y cuanta más carga de tierra y de sedimentos lleva el agua, más graves son los daños de la inundación”.
Por eso es importante, recalca, respetar las zonas de inundación natural de los ríos así como su vegetación. Es algo que no se ha hecho con ríos como el Llobregat, admite esta investigadora, el cual está mal encajado entre construcciones y ahora no puede moverse: “los ríos evolucionan, los meandros evolucionan, no están fijos siempre en el mismo lugar”.
Otros factores de estrés que serán analizados son la presencia de patógenos, la explotación de aguas subterráneas, la alteración en el uso del suelo. Los científicos analizarán cómo afectan esos cambios a la biología y al funcionamiento del ecosistema, y a los servicios que ofrece a la sociedad (agua, pesca, ocio, energía…). Por último, analizarán las implicaciones de todo ello (pérdida de biodiversidad, efectos sobre el bienestar de la sociedad) y estrategias de gestión (políticas referentes al agua y al uso del suelo, y prioridades).
Datos de Globaqua en CORDIS: http://cordis.europa.eu/projects/rcn/111026_en.html