Investigadores del CSIC han desarrollado un péptido neuroprotector útil para el tratamiento y la prevención del ictus o isquemia y otras situaciones de daño cerebral. Experimentos in vitro han demostrado su eficacia sobre cultivos de neuronas. Se buscan empresas interesadas en la licencia del péptido.
Imágenes de microscopia de cultivos de células neuronales realizados por los científicos del IBB-CSIC.Luchar contra el daño neuronal en casos de ictus es luchar contra el tiempo. Uno de los principales factores limitantes del tratamiento actual estándar, las terapias trombolíticas, es que la ventana temporal para su aplicación es muy corta: no más allá de tres o cuatro horas tras el accidente cerebrovascular. Además, estas terapias tienen efectos secundarios indeseados y su uso no siempre es adecuado (por ejemplo, en los casos en que la isquemia es debida a una hemorragia ) lo que deja en la cuneta a muchos pacientes. De ahí el enorme interés por hallar tratamientos alternativos o complementarios.
Un equipo de investigadores dirigido por Margarita Díaz-Guerra, del Instituto de Investigaciones Biomédicas (centro mixto del CSIC y de la UAM), ha desarrollado unos péptidos que pueden ser útiles en la prevención y tratamiento del ictus, daño neuronal por falta de soporte neurotrófico, hipoxia, desconexión o daño mecánico por traumatismos cerebrales o medulares y enfermedades neurodegenerativas.
Experimentos sobre cultivos de neuronas han demostrado que la aplicación de estos péptidos protege del daño neuronal cuando hay una situación excitotóxica (es decir, un exceso de actividad de los receptores neuronales para el neurotrasmisor excitatorio glutamato). En el ictus, estos procesos de excitotoxicidad tienen un papel central en la muerte de las neuronas.
Los investigadores simulan esas condiciones añadiendo a los cultivos una gran cantidad de un análogo del glutamato, lo que sobreexcita los receptores neuronales. Ello genera la muerte progresiva de las neuronas en unas 24 horas. Pero, tal como han podido ver los científicos, la aplicación del péptido frena ese daño.
“El péptido patentado”, explica Margarita Díaz-Guerra, “actúa sobre el receptor de neurotrofinas TrkB aunque tenemos muy avanzado el desarrollo de otros péptidos que tienen dianas alternativas también relacionadas con TrkB o con los receptores de glutamato”.
“No queremos limitarnos a una sola estrategia”, apunta Margarita Díaz-Guerra. “Cuando una neurona muere tras el ictus, se desencadenan numerosos mecanismos en cascada que afectan negativamente a muchas vías de supervivencia neuronal, sin las cuales las neuronas no pueden sobrevivir. Además, esos mecanismos se transmiten desde la región inicialmente infartada a zonas próximas del cerebro, en una ‘onda expansiva’ de daño neuronal. Se trata, pues, de probar diferentes estrategias para interferir esos mecanismos que inhabilitan las vías de supervivencia y frenar esas cascadas de daños. Y también hay que averiguar si estos tratamientos pueden ser complementarios o alternativos a las terapias trombolíticas actuales”.
El objetivo de este tipo de moléculas es evitar el daño neuronal secundario de un ictus. También un uso preventivo, como en situaciones de cirugía con elevado riesgo de sufrir isquemia post-operatoria
Evitar el daño secundario
El objetivo de este tipo de moléculas, explica esta investigadora, es evitar el daño neuronal en la fase secundaria. Un accidente cerebrovascular es difícil de predecir. También es difícil evitar el daño neuronal primario en la zona denominada núcleo del infarto, la que sufre la reducción más severa de flujo sanguíneo y un daño irreversible.
En cambio, sí se podría actuar sobre la llamada “zona de penumbra”, región circundante al infarto y que, a causa del ictus, ha quedado funcionalmente parada pero cuyo tejido todavía está bien estructuralmente. Sin embargo, si el flujo sanguíneo no se recupera en un cierto periodo de tiempo, esta región puede sufrir muerte neuronal secundaria que provoca la expansión del núcleo del infarto hacia la zona de penumbra isquémica. Si se dispusiera de los fármacos adecuados, se podría tratar de proteger a estas neuronas antes de que les llegue la cascada de efectos letales.
También, y aunque el fármaco está en una fase de investigación muy preliminar, los investigadores se plantean algunos usos preventivos, en casos en los que previsiblemente puede darse una situación de isquemia. “Como ejemplo”, apunta Díaz-Guerra “en situaciones de cirugía a corazón abierto o de cirugía endovascular para la corrección de aneurismas, en las que hay un riesgo muy elevado de sufrir procesos isquémicos post-operatorios.”
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