El CSIC y la Universidad de Valencia han generado anticuerpos para medir los fungicidas, boscalid, ciprodinil, pirimetanil y fludioxonil en alimentos, y asegurar así que se cumplen los límites máximos de residuos en productos agrícolas. Este grupo de investigación puede obtener anticuerpos a demanda para la detección de toxinas en alimentos.
El boscalid, el ciprodinil, el pirimetanil y el fludioxonil son fungicidas relativamente nuevos en el mercado, que se emplean en vegetales y especialmente en uva.El boscalid, el ciprodinil, el pirimetanil y el fludioxonil son fungicidas relativamente nuevos en el mercado, que se suelen emplear en etapas próximas a la cosecha o durante los periodos de almacenamiento posteriores a la recolección. Por ello existe una mayor probabilidad de que lleguen hasta el consumidor, con los riesgos que esto supone.
Se han establecido límites máximos de residuos para estos fungicidas en productos agrícolas y alimentos. Por lo general, la medida de esas concentraciones residuales requiere métodos cromatográficos o espectrométricos o su combinación, lo que suele ser un procedimiento lento.
Investigadores del Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA) del CSIC y de la Universidad de Valencia han generado anticuerpos para poder detectar estos fungicidas de forma mucho más rápida y sencilla. Estos inmunorreactivos han mostrado su eficacia en ensayos tipo ELISA para detectar concentraciones extremadamente bajas. Como los anticuerpos son específicos para estas moléculas, su uso va dirigido a aquellos casos en los que se quiere detectar sólo esas moléculas.
Hay productores a los que les puede interesar garantizar un producto libre de fungicidas, como podría ser en el caso del vino o de los zumos
Estos fungicidas, explica Antonio Abad, investigador del CSIC en el IATA y líder del proyecto, “se usan mucho en fruta y, especialmente, en la uva, por lo que pueden potencialmente pasar al mosto y al vino.” Las concentraciones en estos productos seguramente no supondrán un riesgo para la salud, pero hay productores a los que les puede interesar garantizar que el producto está libre de fungicidas, como podría ser en el caso del vino, un producto de alto valor añadido, o en el caso de los zumos. También pueden usarse como método de monitorización de la propia producción: para saber que los sistemas de dosificación y aplicación de los fungicidas funcionan correctamente, y que no se aplica ni poco ni mucho producto.
Actualmente se ofrece la licencia de las patentes de estas moléculas a empresas interesadas en el desarrollo de kits basados en esta aproximación. El equipo de investigación liderado por Antonio Abad tiene experiencia en la transferencia de este tipo de reactivos a empresas del sector inmunodiagnóstico, y el grupo posee capacidad para obtener anticuerpos a demanda de la empresa para prácticamente cualquier molécula orgánica. Actualmente su actividad se centra, además de en fungicidas, en toxinas producidas por hongos (micotoxinas) y por microalgas (ficotoxinas).
Contacto:
Mª Jesús Añón Marín
IATA -CSIC
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