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Cereales silvestres. Investigar los inicios de la domesticación de la naturaleza

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Los cereales se encuentran entre las primeras plantas que se empezaron a cultivar, dando origen a la agricultura. Las muestras de cereales silvestres encontrados en los asentamientos de Siria, fruto de varios proyectos en los que participa el CSIC, son el rastro de las primeras experiencias agrícolas entre las últimas sociedades cazadoras-recolectoras. A partir de éstos y otros hallazgos, la investigación arqueológica puede cambiar sensiblemente la visión actual del proceso hacia el neolítico.

Mapa de la zona donde se puede ver la situación de los diferentes yacimientos arqueológicos de Siria.Hace poco más de 10.000 años se produjo un cambio fundamental en el modo de vida de las poblaciones humanas. Las sociedades empezaron a dejar de basar su subsistencia en la caza y la recolección de frutos y raíces, para producir alimentos, gracias a la introducción de la agricultura y la ganadería. La transición entre estas sociedades es uno de las mayores intereses científicos que plantea la arqueología actual. Los investigadores de la Institución Milà i Fontanals (CSIC) contribuyen al conocimiento de las transformaciones que se produjeron en aquel entonces con el estudio minucioso de diferentes yacimientos arqueológicos cerca de Homs, en Síria centro-occidental y en la zona de Sweida, en Siria del sur.

Como parte de esta investigación, los estudios arquebotánicos aportan datos sugerentes para la interpretación. El análisis detallado de las especies botánicas asociadas a los diferentes asentamientos, y especialmente de las especies de cereales y de otras plantas que empezaron a cultivarse, parece indicar que los cambios que se produjeron en el modo de subsistencia de las últimas sociedades cazadoras-recolectoras podrían tener su principal causa en cambios ideológicos y sociales, más que en cambios de tipo climático, como sostiene la interpretación actual.

“Las transformaciones sociales pudieron ser previas a la introducción de prácticas agrícolas"

Neolítico: los tiempos estaban cambiando

El Próximo Oriente -junto con China, en Asia, y México y Perú, en América- es uno de los focos de aparición y de irradiación del Neolítico. Entre 12.000 y 6.000 años antes de Cristo (a.C.) tuvieron lugar una serie de cambios que transformaron profundamente las poblaciones humanas que vivían en esas tierras y dieron inicio al Neolítico. El principal cambio que se asocia al Neolítico es la domesticación de la naturaleza: con la introducción de las prácticas agrícolas y ganaderas se empezaron a producir alimentos. Con ello, se abandonó progresivamente el modo de subsistencia que había utilizado la Humanidad desde sus inicios, hace 2,5 millones de años, que se basaba principalmente en la caza y en la recolección de una amplia variedad de recursos comestibles. También tuvieron lugar otros cambios importantes como la sedentarización de las poblaciones, el aumento demográfico, la producción artesanal y las construcciones de culto.

 Restos arquitectónicos de los primeros agricultores y ganaderos.Todas estas transformaciones se han relacionado con un cambio de clima, acaecido en el final de Pleistoceno (2,5 millones de años – 12.000 años) e inicio del Holoceno (época geológica actual), que habría determinado la adopción de las prácticas de domesticación para garantizar el abastecimiento de alimentos. Actualmente, frente a esta explicación, en el ámbito académico, están surgiendo cada vez más voces que, sin olvidar la importancia asociada al cambio de clima, favorecen los factores de tipo social y cultural para explicar la transformación hacia el Neolítico. En este sentido, las investigaciones que desarrolla el grupo que dirige Juan José Ibáñez en la Institución Milà i Fontanals (CSIC) en varios yacimientos arqueológicos cerca de Homs y de Sweida, en Siria, refuerzan la hipótesis de una transformación lenta, en vez de abrupta, y social, más que climática. Además, frente a las interpretaciones que señalan que las nuevas formas de vida se generaron en focos geográficos precisos con expansiones posteriores, se propone un modelo de cambio basado en la interacción cultural entre grupos humanos asentados en una amplia zona geográfica (el Creciente Fértil). Los estudios arqueobotánicos resultan sugerentes para ilustrar la transición de las sociedades cazadoras-recolectoras a las sociedades agricultoras y ganaderas en el Próximo Oriente.

Domesticar los cereales

El trigo, la cebada y el centeno fueron las primeras especies de cereales que se empezaron a cultivar. Para domesticar estas especies fue necesario actuar sobre el ciclo natural las gram íneas silvestres, ejerciendo un control sobre su crecimiento y reproducción.

De manera natural, las gramíneas silvestres maduran hacia el final de la primavera, a tiempos y ritmos diferentes. Las espigas empiezan a amarillear desde su parte superior y a medida que las espiguillas (contenedoras del grano) maduran, se van desprendiendo de la planta. En las especies domésticas, en cambio, los mecanismos reproductivos están inhibidos y las espigas maduran todas a la vez y se mantienen enteras aunque estén amarillas.

Los restos de cereales encontrados en los yacimientos arqueológicos de Próximo Oriente, indican que la transición en los cereales, desde las formas silvestres hasta las netamente cultivadas, fue lenta. En los yacimientos más antiguos, entre 12.500 y 9.800 a.C., se han encontrado restos de cereales silvestres asociados a las últimas sociedades cazadoras recolectoras (natufienses). Parece que los primeros cultivos de cereales se realizaron entre 9.700 y 9.300 a.C., pero, en éstos, las semillas cultivadas todavía eran morfológicamente silvestres y no fue hasta 8.300 a.C. que los cereales cultivados fueron morfológicamente domésticos.Siega experimental de cereales silvestres en Yebel Drouze

Parece que el proceso de domesticación no se produjo de modo consciente y que, seguramente, tuvo gran importancia el modo de siega que utilizaban las sociedades cazadoras-recolectoras. Había que segar antes de la maduración, cuando el grano estaba formado pero la planta no había amarilleado. Eso debió favorecer la selección “involuntaria” de los mutantes espontáneos que presentaban inhibidos los mecanismos de reproducción y que, en condiciones naturales, no se hubieran reproducido. Los investigadores del Departamento de arqueología y antropología de la Institución Milà i Fontanals (CSIC) centran parte de su investigación a estudiar estos aspectos en los yacimientos natufienses de Jeftelik y Qarassa 3 y neolíticos de Tell Qarassa  y Tell al Marj, en Siria. Para completar los estudios arqueobotánicos, en la próxima campaña que llevarán a cabo, a partir de Mayo, realizarán un análisis genético de los cereales encontrados que permitirá comparar las variedades de cereales a lo largo del proceso de domesticación.

"El intercambio entre comunidades favoreció la intensificación de la explotación de los recursos silvestres"

Redes de intercambio

De manera general, se acepta que el abastecimiento de alimentos a partir de las prácticas agrícolas transformó para siempre las relaciones económicas, demográficas y sociales de las sociedades humanas. Sin embargo, las recientes investigaciones que se están desarrollando en el Próximo Oriente, en las que participa el equipo que dirige Juan José Ibáñez (CSIC), sugieren una visión sensiblemente distinta de este fenómeno. Esta corriente de pensamiento sostiene que precisamente fueron cambios de tipo social y cultural los que llevaron a la agricultura.

Parece que las últimas sociedades cazadoras recolectoras establecieron intensas relaciones de intercambio con otras comunidades. Este intercambio, que se supone de carácter esencialmente ritual, podría haber ejercido una notable influencia en la explotación de los recursos naturales. Sería este hecho, junto con la aparición de cierta autoridad individual o colectiva en la estructura social, el que habría favorecido una organización de los trabajos colectivos y, con ello, la intensificación de la explotación de los recursos silvestres y la aparición de la agricultura.

En este contexto, paralelamente al establecimiento de los primeros cultivos de cereales, y de leguminosas, disminuyó la economía de amplio espectro, es decir, aquella que se abastecía de una amplia variedad de recursos comestibles en el campo y en el bosque, siendo progresivamente sustituida por la economía agrícola.

Laura Valls
Delegación del CSIC en Cataluña